- <p>Tu búsqueda te ha llevado ya muy lejos de tu tierra natal en el norte. Tras los pasos del primer Gran Maestro del Kai, fuiste a Dessi y recurriste a la ayuda de los ancianos magos que ayudaron hace mucho tiempo a Águila del Sol en sus pesquisas. Allí supiste que una de las siete Piedras de la Ciencia aún continuaba en el país, muy oculta en una isla fortificada a la que se conocía como Kazan-Ovd o Castillo de la Muer te. Sobreviviste a los peligros del Castillo de la Muerte y saliste triunfante, después de haber logrado lo que los magos juzgaban imposible. Durante las fiestas de la victoria celebradas en tu honor, supiste que los ancianos magos aguar daban desde hacía siglos tu llegada. Una antigua leyenda de Dessi narra el nacimiento y el engrandecimiento de dos «koura-tas-kai», es decir, «hijos del Sol». A uno le llamaba «Ikar», que significa «águila», y al otro se le denominaba «Skarn», que quiere decir «lobo». Una profecía anunciaba que los koura-tas-kai llegarían del norte en demanda del consejo de los ancianos magos con objeto de llevar a cabo una gran búsqueda. Aunque separados por varios siglos, compartirían espíritu, propósito y destino: el triunfo sobre los campeones de las tinieblas en una época de grandes peligros. Tu victoria en Kazan-Oud demostró que eras Skarn -el lobo de la leyenda de Dessi- y, conforme a los votos formulados de antiguo, los ancianos magos prometieron ayudarte a concluir la búsqueda del Magnakai.</p>
- <p>En Elzian, la capital de Dessi, fuiste instruido en los relatos de Magnamund y recibiste lecciones sobre la ciencia que habrías aprendido de los Maestros del Kai si, como tú, hubieran sobrevivido ellos once años atrás al sangriento ataque de los Señores de la Oscuridad contra el monasterio Kai. Te enteraste con ansiedad de que tu preceptor, el señor de Rimoah, podría prepararte para la siguiente etapa de tu búsqueda, pero terribles noticias de las tierras de la Oscuridad acabaron con tu instrucción. Después de la derrota de Haakon, gran señor de la Ciudad Negra, estalló la guerra civil en Helgedad. Al cabo de cinco años, la lucha por el trono de esta urbe fue ganada por un Señor de la Oscuridad llamado Gnaag. Los otros señores, para entonces unidos bajo su nuevo jefe, recibieron la orden de reunir grandes ejércitos y disponerlos para la conquista de Magnamund. Tan rápidamente consagraron sus legiones de los Giaks que los ancianos magos interrumpieron tu instrucción y decidieron que comenzases al punto la búsqueda de la Tercera Piedra de la Ciencia. Guiado por el señor de Paido, un mago guerrero de Dessi, emprendiste un peligroso viaje a través de las tierras de Talestria, camino de las cenagosas junglas de Danarg. Allí, en un antiguo templo que fue en otro tiempo el más sagrado santuario de los ancianos magos, lograste descubrir lo que buscabas. Pero, cuando huías de Danarg, tu guía, el señor de Paido, fue capturado por los agentes de los Señores de la Oscuridad y al regresar a Elzian conociste la funesta noticia de que los Señores de la Oscuridad habían irrumpido en Magnamund. Tras una resistencia breve, pero inútil, varios países habían quedado por completo dominados por los ejércitos de los Señores de la Oscuridad; frente a esta impresionante fuerza, otros se habían rendido sin luchar; y, triste es reconocerlo, hubo algunos que optaron por traicionar a sus antiguos amigos y aliados, uniéndose a la causa de los Señores de la Oscuridad, en la falsa esperanza de que compartirían los despojos de la victoria tras el triunfo del gran señor Gnaag. Uno de estos países fue Vassagonia, un pode roso reino del desierto al norte de Dessi. Sus ejércitos habían invadido ya los territorios próximos de Casiorn y Cloeasia y se disponían a cruzar la República de Anari para reunirse con las hordas de Gnaag que ahora avanzaban por la llanura de Slovia. La idea de semejante eventualidad llenó de terror a los ancianos magos porque la siguiente Piedra de la Ciencia que tenías que hallar estaba oculta a gran profundidad bajo las calles de Tahou, capital de Anari, en una antigua ciudad construida durante los primeros tiempos de Magnamund. Si Tahou caía antes de que llegases, la posibilidad de concluir con éxito la búsqueda sería muy remota, incluso para un guerrero de destreza y osadía tan renombradas.</p>
- <p>Mientras te preparabas para el viaje supiste que los Señores de la Oscuridad habían atacado y ocupado Ruanon, la provincia más meridional de tu país natal de Sommerlund. Las nuevas de este desastre debilitaron un tanto tu resolución y sentiste el deseo de renunciar al viaje a Tahou y volver a tu tierra sin demora. Los ancianos magos te imploraron que no abandonases tu búsqueda. Así te enfrentaste con una decisión difícil y crucial. ¿Qué deberías hacer? ¿Cumplir tu promesa de terminar la búsqueda del Magnakai u honrar el juramento de lealtad a tu rey, un juramento por el que te habías comprometido a defender el reino del Sol? Por fortuna, la cuestión quedaría decidida con la sorprendente llegada del Gran Mago Banedon, representante de la Hermandad de la Estrella de Cristal, el gremio de los magos de Sommerlund. Arribó inesperadamente a Elzian a bordo de su aeronave <foreign xml:lang="x-dessi">el Jinete del Cielo</foreign>. Él y su tripulación de enanos fueron cordialmente recibidos, porque Banedon, frecuente y estimado visitante de Des si, era muy respetado por los ancianos magos en razón de su dominio de la nueva magia. Habían transcurridos seis años desde vuestro último encuentro y era mucho lo que deseabas discutir y recordar con él aunque antes tuvieses que cumplir con tu deber. Banedon llegaba enviado por el rey Ulnar de Sommerlund para entregarte en propia mano un mensaje referente a tu búsqueda. El pergamino, escrito y sellado por el propio rey, te ordenaba proseguir por encima de todo la búsqueda del Magnakai. Acababa con estas palabras: «Sommerlund ha sufrido una terrible derrota en Ruanon, pero la voluntad del pueblo permanece inconmovible y en nada ha disminuido la fuerza de nuestro ejército. Resistiremos tenazmente frente a nuestros enemigos mientras exista la esperanza de que el Kai renazca».</p>
- <p>Banedon te dijo que el rey había ordenado que él y su aeronave se pusieran a tus órdenes. También te anunció que el rey te había nombrado Mariscal de Campo. Aceptaste con orgullo los dos distintivos de platino, cada uno de la forma de un sol radiante, que te entregó Banedon y los cosiste al cuello de tu guerrera Kai. Significaban que eras ahora el más joven estratega que había conocido el ejército de Sommerlund. El honor conferido enardeció tu ánimo y la noticia de que Banedon se te uniría en la búsqueda contribuyó en gran medida a aliviar tu temor a los peligros que te aguardaban. Banedon había vivido durante dos años en Tahou como legado de su Hermandad: su cono cimiento de la urbe y del Caldero de Tahou, la entrada a la antigua metrópoli que se encuentra enterrada bajo las calles de la ciudad, resultarían especialmente útiles.</p>
+ <p>Tu búsqueda te ha llevado ya muy lejos de tu tierra natal en el norte. Tras los pasos del primer Gran Maestro del Kai, fuiste a Dessi y recurriste a la ayuda de los ancianos magos que ayudaron hace mucho tiempo a Águila del Sol en sus pesquisas. Allí supiste que una de las siete Piedras de la Ciencia aún continuaba en el país, muy oculta en una isla fortificada a la que se conocía como Kazan-Ovd o Castillo de la Muerte. Sobreviviste a los peligros del Castillo de la Muerte y saliste triunfante, después de haber logrado lo que los magos juzgaban imposible. Durante las fiestas de la victoria celebradas en tu honor, supiste que los ancianos magos aguar daban desde hacía siglos tu llegada. Una antigua leyenda de Dessi narra el nacimiento y el engrandecimiento de dos «koura-tas-kai», es decir, «hijos del Sol». A uno le llamaba «Ikar», que significa «águila», y al otro se le denominaba «Skarn», que quiere decir «lobo». Una profecía anunciaba que los koura-tas-kai llegarían del norte en demanda del consejo de los ancianos magos con objeto de llevar a cabo una gran búsqueda. Aunque separados por varios siglos, compartirían espíritu, propósito y destino: el triunfo sobre los campeones de las tinieblas en una época de grandes peligros. Tu victoria en Kazan-Oud demostró que eras Skarn -el lobo de la leyenda de Dessi- y, conforme a los votos formulados de antiguo, los ancianos magos prometieron ayudarte a concluir la búsqueda del Magnakai.</p>
+ <p>En Elzian, la capital de Dessi, fuiste instruido en los relatos de Magnamund y recibiste lecciones sobre la ciencia que habrías aprendido de los Maestros del Kai si, como tú, hubieran sobrevivido ellos once años atrás al sangriento ataque de los Señores de la Oscuridad contra el monasterio Kai. Te enteraste con ansiedad de que tu preceptor, el señor de Rimoah, podría prepararte para la siguiente etapa de tu búsqueda, pero terribles noticias de las tierras de la Oscuridad acabaron con tu instrucción. Después de la derrota de Haakon, gran señor de la Ciudad Negra, estalló la guerra civil en Helgedad. Al cabo de cinco años, la lucha por el trono de esta urbe fue ganada por un Señor de la Oscuridad llamado Gnaag. Los otros señores, para entonces unidos bajo su nuevo jefe, recibieron la orden de reunir grandes ejércitos y disponerlos para la conquista de Magnamund. Tan rápidamente consagraron sus legiones de los Giaks que los ancianos magos interrumpieron tu instrucción y decidieron que comenzases al punto la búsqueda de la Tercera Piedra de la Ciencia. Guiado por el señor de Paido, un mago guerrero de Dessi, emprendiste un peligroso viaje a través de las tierras de Talestria, camino de las cenagosas junglas de Danarg. Allí, en un antiguo templo que fue en otro tiempo el más sagrado santuario de los ancianos magos, lograste descubrir lo que buscabas. Pero, cuando huías de Danarg, tu guía, el señor de Paido, fue capturado por los agentes de los Señores de la Oscuridad y al regresar a Elzian conociste la funesta noticia de que los Señores de la Oscuridad habían irrumpido en Magnamund. Tras una resistencia breve, pero inútil, varios países habían quedado por completo dominados por los ejércitos de los Señores de la Oscuridad; frente a esta impresionante fuerza, otros se habían rendido sin luchar; y, triste es reconocerlo, hubo algunos que optaron por traicionar a sus antiguos amigos y aliados, uniéndose a la causa de los Señores de la Oscuridad, en la falsa esperanza de que compartirían los despojos de la victoria tras el triunfo del gran señor Gnaag. Uno de estos países fue Vassagonia, un poderoso reino del desierto al norte de Dessi. Sus ejércitos habían invadido ya los territorios próximos de Casiorn y Cloeasia y se disponían a cruzar la República de Anari para reunirse con las hordas de Gnaag que ahora avanzaban por la llanura de Slovia. La idea de semejante eventualidad llenó de terror a los ancianos magos porque la siguiente Piedra de la Ciencia que tenías que hallar estaba oculta a gran profundidad bajo las calles de Tahou, capital de Anari, en una antigua ciudad construida durante los primeros tiempos de Magnamund. Si Tahou caía antes de que llegases, la posibilidad de concluir con éxito la búsqueda sería muy remota, incluso para un guerrero de destreza y osadía tan renombradas.</p>
+ <p>Mientras te preparabas para el viaje supiste que los Señores de la Oscuridad habían atacado y ocupado Ruanon, la provincia más meridional de tu país natal de Sommerlund. Las nuevas de este desastre debilitaron un tanto tu resolución y sentiste el deseo de renunciar al viaje a Tahou y volver a tu tierra sin demora. Los ancianos magos te imploraron que no abandonases tu búsqueda. Así te enfrentaste con una decisión difícil y crucial. ¿Qué deberías hacer? ¿Cumplir tu promesa de terminar la búsqueda del Magnakai u honrar el juramento de lealtad a tu rey, un juramento por el que te habías comprometido a defender el reino del Sol? Por fortuna, la cuestión quedaría decidida con la sorprendente llegada del Gran Mago Banedon, representante de la Hermandad de la Estrella de Cristal, el gremio de los magos de Sommerlund. Arribó inesperadamente a Elzian a bordo de su aeronave <foreign xml:lang="x-dessi">el Jinete del Cielo</foreign>. Él y su tripulación de enanos fueron cordialmente recibidos, porque Banedon, frecuente y estimado visitante de Dessi, era muy respetado por los ancianos magos en razón de su dominio de la nueva magia. Habían transcurridos seis años desde vuestro último encuentro y era mucho lo que deseabas discutir y recordar con él aunque antes tuvieses que cumplir con tu deber. Banedon llegaba enviado por el rey Ulnar de Sommerlund para entregarte en propia mano un mensaje referente a tu búsqueda. El pergamino, escrito y sellado por el propio rey, te ordenaba proseguir por encima de todo la búsqueda del Magnakai. Acababa con estas palabras: «Sommerlund ha sufrido una terrible derrota en Ruanon, pero la voluntad del pueblo permanece inconmovible y en nada ha disminuido la fuerza de nuestro ejército. Resistiremos tenazmente frente a nuestros enemigos mientras exista la esperanza de que el Kai renazca».</p>
+ <p>Banedon te dijo que el rey había ordenado que él y su aeronave se pusieran a tus órdenes. También te anunció que el rey te había nombrado Mariscal de Campo. Aceptaste con orgullo los dos distintivos de platino, cada uno de la forma de un sol radiante, que te entregó Banedon y los cosiste al cuello de tu guerrera Kai. Significaban que eras ahora el más joven estratega que había conocido el ejército de Sommerlund. El honor conferido enardeció tu ánimo y la noticia de que Banedon se te uniría en la búsqueda contribuyó en gran medida a aliviar tu temor a los peligros que te aguardaban. Banedon había vivido durante dos años en Tahou como legado de su Hermandad: su conocimiento de la urbe y del Caldero de Tahou, la entrada a la antigua metrópoli que se encuentra enterrada bajo las calles de la ciudad, resultarían especialmente útiles.</p>