From 7c56bf1e51a462384fedd48893ebb6654c17594e Mon Sep 17 00:00:00 2001 From: =?utf8?q?Javier=20Fern=C3=A1ndez-Sanguino?= Date: Sun, 30 Sep 2018 09:21:09 +0000 Subject: [PATCH] =?utf8?q?Replace=20'Sommlending'=20with=20'Sommerlund?= =?utf8?q?=C3=A9s(es)'=20(Spanish=20genitive=20translation)?= MIME-Version: 1.0 Content-Type: text/plain; charset=utf8 Content-Transfer-Encoding: 8bit git-svn-id: https://projectaon.org/data/trunk@2718 f6f3e2d7-ff33-0410-aaf5-b4bee2cdac11 --- es/xml/09ecdm.xml | 26 +++++++++++++------------- es/xml/14lcdk.xml | 4 ++-- es/xml/16eldv.xml | 2 +- 3 files changed, 16 insertions(+), 16 deletions(-) diff --git a/es/xml/09ecdm.xml b/es/xml/09ecdm.xml index 3677e37..b12e24b 100755 --- a/es/xml/09ecdm.xml +++ b/es/xml/09ecdm.xml @@ -751,7 +751,7 @@ Remove section and rule clarifications 1 -

La luna llena ilumina el cielo sobre Elzian la noche en que comienzas tu viaje a Tahou. Sus pálidos rayos se reflejan en las pulidas horquetas de madera a lo largo de todo el casco del Jinete del Cielo e iluminan la insignia de la estrella de cristal y la bandera de Sommlending que ondea orgullosa en el palo de mesana. Los ancianos del Consejo Superior se han congregado en la terraza de su recinto. Cuando Banedon y tú remontáis la escala que conduce a la aeronave, te vuelves para decirles adiós. El contramaestre Nolrim, decano de la tripulación de enanos de Banedon, os da la bienvenida a bordo. Al examinar el navío, adviertes que el Jinete del Cielo ha cambiado muy poco desde la última vez que estuviste aquí, cuando navegaste por los solitarios cielos de Vassagonia en busca del Libro del Magnakai. La tripulación recuerda el viaje con satisfacción; se sienten merecidamente orgullosos del papel que desempeñaron en el éxito de aquella peligrosa misión.

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La luna llena ilumina el cielo sobre Elzian la noche en que comienzas tu viaje a Tahou. Sus pálidos rayos se reflejan en las pulidas horquetas de madera a lo largo de todo el casco del Jinete del Cielo e iluminan la insignia de la estrella de cristal y la bandera sommerlundesa que ondea orgullosa en el palo de mesana. Los ancianos del Consejo Superior se han congregado en la terraza de su recinto. Cuando Banedon y tú remontáis la escala que conduce a la aeronave, te vuelves para decirles adiós. El contramaestre Nolrim, decano de la tripulación de enanos de Banedon, os da la bienvenida a bordo. Al examinar el navío, adviertes que el Jinete del Cielo ha cambiado muy poco desde la última vez que estuviste aquí, cuando navegaste por los solitarios cielos de Vassagonia en busca del Libro del Magnakai. La tripulación recuerda el viaje con satisfacción; se sienten merecidamente orgullosos del papel que desempeñaron en el éxito de aquella peligrosa misión.

-¡Toma el timón, patrón, y pon rumbo a Navasari! -ordena Banedon al tiempo que te conduce a su camarote de proa a través de la bulliciosa cubierta.

Las luces de Elzian desaparecen rápidamente a medida que el Jinete del Cielo cobra velocidad en la noche. A un kilómetro por debajo pasan la jungla de Dessi y las yermas cumbres de los montes Xulun. Pero en la cómoda tibieza del camarote de Banedon no experimentas sensación de movimiento; tan sólo el zumbido del potente motor revela la velocidad a la que viajas. Tras una deliciosa cena de cecina y frutas con especias, Banedon explica la finalidad de tu viaje a Navasari, una ciudad que se encuentra a más de ciento cincuenta kilómetros al sur de Tahou.

-Nuestros enemigos avanzan por Magnamund como un alud, destruyendo todo o arrastrándolo tras de si -dice el mago de rubios cabellos al tiempo que señala un mapa del continente, fijado a un mamparo-. Cada día se libra una nueva batalla y cada día los Señores de la Oscuridad arrebatan una ciudad o un pueblo. Antes de aventurarnos en Tahou hemos de cerciorarnos que la ciudad no ha caído ya en manos de Gnaag para no meternos de cabeza en una trampa. Tengo muchos amigos en Navasari, amigos de fiar, amigos que ocupan posiciones de rango en el Senado de Anari. Por ellos sabremos si la ciudad resiste y, si es así, cuánto tiempo podrá hacer frente al acoso de los Señores de la Oscuridad.

@@ -3325,7 +3325,7 @@ puerta meridional, llamados por el propietario del local. Todos van armados con

Te echas el capuchón sobre la cara para ocultar tus rasgos y avanzas audazmente hacia los dos soldados.

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-Necesito cierta información -declaras, disimulando tanto como te es posible tu acento de Sommlending- y estoy seguro de que unos muchachos como vosotros podréis ayudarme.

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-Necesito cierta información -declaras, disimulando tanto como te es posible tu acento de sommerlundés - y estoy seguro de que unos muchachos como vosotros podréis ayudarme.

-Tal vez -replica un soldado, mesándose la barba mientras asoma a sus ojos una mirada de astucia-. Todo depende del precio.

Si deseas sobornar con Lunas a estos soldados, pasa al 253. Si deseas sobornarles con Coronas de Oro, pasa al 319. @@ -4712,15 +4712,15 @@ la Vereda de la Muralla Oriental, pasa al 278.

Desde tu asiento en la galería contemplas la sala ovalada, guarnecida por doce arcos bajo los que se hallan los senadores de Anari que ocupan escaños de roble barnizado, semejantes a tronos. El Presidente Toltuda se sienta en el centro de la sala. Está desarrollándose un acalorado debate. Tras haber escuchado todos los pareceres, convoca una votación y la cuestión se decide a mano alzada.

-Abordaremos ahora un asunto verdaderamente extraordinario, que ha sido suscitado por uno de nuestros más eminentes ciudadanos -declara el Presidente Toltuda al presentar tu solicitud al Senado.

Se vuelve hacia la galería y proclama:

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-Lobo Solitario, Señor de Sommlending, te rogamos que te presentes a la asamblea.

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-Lobo Solitario, Señor Sommerlundés, te rogamos que te presentes a la asamblea.

Te pones en pie y te inclinas ante los senadores.

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-Decláranos tu petición, Lobo Solitario -ordena el Presidente.

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El silencio se cierne sobre la sala cuando explicas el propósito de tu viaje a Tahou. Cuando concluyes, el Presidente cede el uso de la palabra a los senadores.

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-Afirmo que deberíamos ayudar al Señor de Sommlending -dice con voz chillona el senador Zilaris-. Si encuentra la Piedra de la Ciencia, su poder dará quizás un giro a la situación y nos salvará de las garras de Gnaag, Señor de la Oscuridad.

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-Decláranos tu petición, Lobo Solitario -ordena el Presidente.

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El silencio se cierne sobre la sala cuando explicas el propósito de tu viaje a Tahou. Cuando concluyes, el Presidente cede el uso de la palabra a los senadores.

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-Afirmo que deberíamos ayudar al Señor Sommerlundés -dice con voz chillona el senador Zilaris-. Si encuentra la Piedra de la Ciencia, su poder dará quizás un giro a la situación y nos salvará de las garras de Gnaag, Señor de la Oscuridad.

Un murmullo de aprobación recorre la sala.

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-Pues yo declaro que deberíamos negarnos a abrir el Caldero -truena la voz potente del senador Chil-. Considero que si no fuese por su presencia en nuestra ciudad, no nos prestarían atención los Señores de la Oscuridad. Él es objeto de su furia y de su rencor. ¡Afirmo que debemos entregarle y que, procediendo así, salvaremos a nuestra ciudad, a nuestro país, a nuestro pueblo y sobreviviremos nosotros mismos!

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Sus partidarios prorrumpen en manifestaciones de apoyo y se te pone la carne de gallina al pensar en lo que podría sucederte. El Presidente Toltuda convoca una votación para decidir si el Senado debe permitirte entrar en el Caldero o si ha de emplearte como medio de llegar a una paz con los Señores de la Oscuridad.

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Aguardas en tensión el resultado. Se alzan y se cuentan las manos: hay empate. Seis votos a tu favor y seis votos en contra. La decisión corresponde ahora al propio Presidente que debe resolver el empate.

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-Pues yo declaro que deberíamos negarnos a abrir el Caldero -truena la voz potente del senador Chil-. Considero que si no fuese por su presencia en nuestra ciudad, no nos prestarían atención los Señores de la Oscuridad. Él es objeto de su furia y de su rencor. ¡Afirmo que debemos entregarle y que, procediendo así, salvaremos a nuestra ciudad, a nuestro país, a nuestro pueblo y sobreviviremos nosotros mismos!

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Sus partidarios prorrumpen en manifestaciones de apoyo y se te pone la carne de gallina al pensar en lo que podría sucederte. El Presidente Toltuda convoca una votación para decidir si el Senado debe permitirte entrar en el Caldero o si ha de emplearte como medio de llegar a una paz con los Señores de la Oscuridad.

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Aguardas en tensión el resultado. Se alzan y se cuentan las manos: hay empate. Seis votos a tu favor y seis votos en contra. La decisión corresponde ahora al propio Presidente que debe resolver el empate.

Escoge un número de la Tabla de la Suerte.

Si el número que has elegido se halla entre 0 y 4, pasa al 58. Si el número que has elegido se halla entre 5 y 9, pasa al 137. @@ -4783,11 +4783,11 @@ la Vereda de la Muralla Oriental, pasa al 278.

El hombre sonríe afectadamente mientras narras todo lo que a ti se refiere, tu búsqueda de la Piedra de la Ciencia y tus tribulaciones en el Senado. Cuando por fin llegas al desenlace de tu relato, lanza una larga carcajada sardónica.

-

-Yo, Maghana, presidente de la Cofradía de los ladrones, en todos los años que he vivido bajo la fortaleza de terciopelo, envié a muchos hombres al Caldero de Tahou a la búsqueda de antiguos tesoros, aunque pocos fueron por su voluntad y menos aún regresaron con vida. Aprende esto, Sommlending: el Caldero es sólo uno de los medios para penetrar en el pozo principal hasta Zaaryx. Hay otros caminos, otros pozos y los conozco todos. Te mostraré uno de tales pozos pero has de darme algo a cambio. ¿Conforme?

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-Yo, Maghana, presidente de la Cofradía de los ladrones, en todos los años que he vivido bajo la fortaleza de terciopelo, envié a muchos hombres al Caldero de Tahou a la búsqueda de antiguos tesoros, aunque pocos fueron por su voluntad y menos aún regresaron con vida. Aprende esto, Sommerlundés: el Caldero es sólo uno de los medios para penetrar en el pozo principal hasta Zaaryx. Hay otros caminos, otros pozos y los conozco todos. Te mostraré uno de tales pozos pero has de darme algo a cambio. ¿Conforme?

Cautelosamente, inquieres acerca de sus condiciones.

-

-Mi hijo, Aiebek, entró en el pozo hace tres lunas, atraído por los relatos sobre el oro del dragón. No ha regresado. Todo lo que te pido es que, si encuentras su cuerpo, me traigas el anillo que luce en su mano derecha.

-

Aceptas sin titubear esta condición porque te parece muy razonable. Te sonríe pero esta vez sus ojos relucen con una extraña intensidad, como si fuese un hombre al borde de la locura.

-

-No me engañes -dice quedamente, alzando su resplandeciente gema mental-. Yo sabré si me mientes.

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-Mi hijo, Aiebek, entró en el pozo hace tres lunas, atraído por los relatos sobre el oro del dragón. No ha regresado. Todo lo que te pido es que, si encuentras su cuerpo, me traigas el anillo que luce en su mano derecha.

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Aceptas sin titubear esta condición porque te parece muy razonable. Te sonríe pero esta vez sus ojos relucen con una extraña intensidad, como si fuese un hombre al borde de la locura.

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-No me engañes -dice quedamente, alzando su resplandeciente gema mental-. Yo sabré si me mientes.

Pasa al 275.
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Es el año MS 5075 y han pasado veinticinco años desde que tus parientes perecieron a manos de los Señores Oscuros de Helgedad. Estos campeones del mal, que fueron enviados por Naar, el Rey de la Oscuridad, para destruir el fértil mundo de Magnamund, ya han sido destruidos. Te has comprometido en vengar el asesinato del Kai y mantienes dicha promesa, por esto fuiste tu quien provocaste su caída cuando te infiltraste en su vil dominiolas Tierras Oscuras y causaste la destrucción de su líder, el Archiseñor Gnaag, y la sede de su poder que era la ciudad infernal de Helgedad.

A raíz de su destrucción, el caos se cernió sobre los ejércitos de las Tierras Oscuras quienes, hasta entonces, habían sido preparados para conquistar todo el Norte de Magnamund. Algunas facciones que formaron parte de este gran ejército, destacando la barbarie Drakkarim, comenzaron a luchar con los otros por el control. Este desorden rápidamente degeneró en una guerra civil, que concedió a los ejércitos de las Tierras Libres de Magnamund tiempo para recuperarse y lanzar un contraataque. Hábilmente sus comandantes aprovecharon el caos y consiguieron una rápida y total victoria sobre un enemigo muy superior en número.

Durante cinco años hasta ahora ha reinado la paz en Sommerlund. Bajo tu dirección, el derruido Monasterio del Kai ha sido completamente reconstruido y restaurado a su antigua gloria, y la tarea de enseñar a una Segunda Orden de guerreros del Kai, las habilidades y la orgullosa tradición de sus antepasados también está en marcha. La nueva generación de reclutas del Kai, la mayoría de estos nacidos durante la era de la guerra contra los Señores Oscuros, posee habilidades latentes del Kai y todos parecen promesas excepcionales. Estas habilidades se nutrirán y afinarán a la perfección durante su tiempo en el monasterio para que puedan enseñar e inspirar a las generaciones futuras, garantizando la seguridad continua de su patria, en los años venideros.

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Alcanzar el rango de Gran Maestro del Kai trajo consigo grandes recompensas. Algunas, como la restauración del Kai y el eterno agradecimiento de tus compañeros Sommlending, podrían haberse anticipado. Sin embargo, también ha habido recompensas que posiblemente no podías haber previsto. El descubrimiento de que en tu interior se encuentra el potencial para desarrollar disciplinas del Kai más allá de las del Magnakai, que, hasta ahora, se pensaba que era el máximo a lo que podría aspirar un Maestro del Kai, fue realmente una revelación. Tu descubrimiento te ha inspirado para emprender un nuevo y antes desconocido camino en busca de la sabiduría y el poder que ningún Maestro del Kai antes que tu haya poseído nunca. En el nombre de tu creador, el Dios del Kai, y para la mayor gloria de Sommerlund y la Diosa Ishir, te has propuesto alcanzar la cima más alta de perfección del Kaipara conseguir todas las Grandes Disciplinas Maestras y convertirte en el primer Maestro Supremo del Kai.

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Alcanzar el rango de Gran Maestro del Kai trajo consigo grandes recompensas. Algunas, como la restauración del Kai y el eterno agradecimiento de tus compañeros Sommerlundeses, podrían haberse anticipado. Sin embargo, también ha habido recompensas que posiblemente no podías haber previsto. El descubrimiento de que en tu interior se encuentra el potencial para desarrollar disciplinas del Kai más allá de las del Magnakai, que, hasta ahora, se pensaba que era el máximo a lo que podría aspirar un Maestro del Kai, fue realmente una revelación. Tu descubrimiento te ha inspirado para emprender un nuevo y antes desconocido camino en busca de la sabiduría y el poder que ningún Maestro del Kai antes que tu haya poseído nunca. En el nombre de tu creador, el Dios del Kai, y para la mayor gloria de Sommerlund y la Diosa Ishir, te has propuesto alcanzar la cima más alta de perfección del Kaipara conseguir todas las Grandes Disciplinas Maestras y convertirte en el primer Maestro Supremo del Kai.

Con diligencia y determinación dispusiste la restauración del Monasterio del Kai y organizaste el entrenamiento de los reclutas de la Segunda Orden. Tus esfuerzos pronto fueron recompensado y, dentro de un lapso de dos años, los primeros reclutas novatos se habían graduado para convertirse en un grupo de talentosos Maestros del Kai quienes, a su vez, pudieron empezar a enseñar sus habilidades a los siguientes admitidos como novicios del Kai. Pronto los Maestros del Kai aumentaron sus nuevas responsabilidades, dejándote libre para dedicar mas tiempo a la búsqueda y perfección de las Grandes Disciplinas Maestras.

Durante este período también recibiste un experta tutela en los caminos de la magia por parte de dos de tus verdaderos amigos y consejeros: El Maestro de Gremio Banedon, líder de la Hermandad de la Estrella de Cristal, y Lord Rimoah, portavoz del Alto Consejo de los Ancianos Magos.

En el nivel subterráneo más profundo del monasterio, un centenar de pies bajo la Torre del Sol, ordenaste la excavación y construcción de una bóveda especial. En esta magnífica cámara forjada de granito y oro, depositaste las siete Piedras de la Sabiduría de Nyxator, las gemas de poder del Kai que habías recuperado durante tu búsqueda del Magnakai. Fue aquí, bañado por la luz dorada de estas radiantes gemas, donde pasabas incontables horas en busca de la perfección. Algunas veces solo, otras en compañía de tus dos hábiles consejerosBanedon y Rimoahtrabajaste duro para desarrollar tus Grandes Disciplinas Maestras innatas, y captar los secretos fundamentales de la Mano-Izquierda y el Antiguo Reino Mágico. Durante este tiempo adviertes muchos cambios notables que tienen lugar dentro de tu cuerpo: te haces más fuerte física y mentalmente, tus cinco sentidos primarios se agudizan más allá de todo lo que habías experimentado antes, y, lo más destacable, tu cuerpo empieza a envejecer a un ritmo muchísimo mas lento. Ahora, por cada cinco años que transcurren tan solo envejeces un año.

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Buscas un punto débil en el caparazón de la criatura, pero no te resulta fácil localizar ninguno. La punta de la flecha está hecha del mejor acero Sommlending, pero , aún así, temes que no sea suficiente para atravesar el pecho de la criatura.

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Buscas un punto débil en el caparazón de la criatura, pero no te resulta fácil localizar ninguno. La punta de la flecha está hecha del mejor acero Sommerlundés, pero , aún así, temes que no sea suficiente para atravesar el pecho de la criatura.

Si posees la Magia-Magi, y has alcanzado el rango de Gran Guardián del Kai, pasa al 227. Si no posees esta habilidad, o aún no has alcanzado este rango del Kai, pasa al 73.
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Corre el año 5077 de la Era de la Piedra de Luna y han pasado veintisiete años desde que tus bravos compatriotas perecieron a manos de los Señores de la Oscuridad de Helgedad. Estos campeones del mal, enviados por Naar, Rey de la Oscuridad, para acabar con el próspero mundo de Magnamund, han sido derrotados. Juraste vengar el asesinato de los Kai y cumpliste tu promesa, pues fuiste tú quien provocaste su caída al infiltrarte en solitario en su impío dominio, los Darklands, y destruíste a su líder, el Archiseñor Gnaag, junto con el núcleo de su nocivo poder, la infernal ciudad de Helgedad.

A raíz de su destrucción, el caos se cernió sobre los ejércitos de los Señores de la Oscuridad quienes, hasta entonces, habían sido preparados para conquistar todo el Norte de Magnamund. Algunas facciones que formaron parte de este gran ejército, destacando la barbarie Drakkarim, comenzaron a luchar con los otros por el control. Este desorden rápidamente degeneró en una guerra civil, que concedió a los ejércitos de las Tierras Libres de Magnamund tiempo para recuperarse y lanzar un contraataque. Hábilmente sus comandantes aprovecharon el caos y consiguieron una rápida y total victoria sobre un enemigo muy superior en número.

Durante siete años hasta ahora ha reinado la paz en Sommerlund. Bajo tu dirección, el derruido Monasterio del Kai ha sido completamente reconstruido y restaurado a su antigua gloria, y la tarea de enseñar a una Segunda Orden de guerreros del Kai, las habilidades y la orgullosa tradición de sus antepasados también está en marcha. La nueva generación de reclutas del Kai, la mayoría de estos nacidos durante la era de la guerra contra los Señores Oscuros, posee habilidades latentes del Kai y todos parecen promesas excepcionales. Estas habilidades se nutrirán y afinarán a la perfección durante su tiempo en el monasterio para que puedan enseñar e inspirar a las generaciones futuras, garantizando la seguridad continua de su patria, en los años venideros.

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Alcanzar el rango de Gran Maestro del Kai trajo consigo grandes recompensas. Algunas, como la restauración del Kai y el eterno agradecimiento de tus compañeros Sommlending, podrían haberse anticipado. Sin embargo, también ha habido recompensas que posiblemente no podías haber previsto. El descubrimiento de que en tu interior se encuentra el potencial para desarrollar disciplinas del Kai más allá de las del Magnakai, que, hasta ahora, se pensaba que era el máximo a lo que podría aspirar un Maestro del Kai, fue realmente una revelación. Tu descubrimiento te ha inspirado para emprender un nuevo y antes desconocido camino en busca de la sabiduría y el poder que ningún Maestro del Kai antes que tu haya poseído nunca. En el nombre de tu creador, el Dios del Kai, y para la mayor gloria de Sommerlund y la Diosa Ishir, te has propuesto alcanzar la cima más alta de perfección del Kaipara conseguir todas las Grandes Disciplinas Maestras y convertirte en el primer Maestro Supremo del Kai.

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Alcanzar el rango de Gran Maestro del Kai trajo consigo grandes recompensas. Algunas, como la restauración del Kai y el eterno agradecimiento de tus compañeros Sommerlundeses, podrían haberse anticipado. Sin embargo, también ha habido recompensas que posiblemente no podías haber previsto. El descubrimiento de que en tu interior se encuentra el potencial para desarrollar disciplinas del Kai más allá de las del Magnakai, que, hasta ahora, se pensaba que era el máximo a lo que podría aspirar un Maestro del Kai, fue realmente una revelación. Tu descubrimiento te ha inspirado para emprender un nuevo y antes desconocido camino en busca de la sabiduría y el poder que ningún Maestro del Kai antes que tu haya poseído nunca. En el nombre de tu creador, el Dios del Kai, y para la mayor gloria de Sommerlund y la Diosa Ishir, te has propuesto alcanzar la cima más alta de perfección del Kaipara conseguir todas las Grandes Disciplinas Maestras y convertirte en el primer Maestro Supremo del Kai.

Con diligencia y determinación dispusiste la restauración del Monasterio del Kai y organizaste el entrenamiento de los reclutas de la Segunda Orden. Tus esfuerzos pronto fueron recompensado y, dentro de un lapso de dos años, los primeros reclutas novatos se habían graduado para convertirse en un grupo de talentosos Maestros del Kai quienes, a su vez, pudieron empezar a enseñar sus habilidades a los siguientes admitidos como novicios del Kai. Pronto los Maestros del Kai aumentaron sus nuevas responsabilidades, dejándote libre para dedicar mas tiempo a la búsqueda y perfección de las Grandes Disciplinas Maestras.

Durante este período también recibiste un experta tutela en los caminos de la magia por parte de dos de tus verdaderos amigos y consejeros: El Maestro de Gremio Banedon, líder de la Hermandad de la Estrella de Cristal, y Lord Rimoah, portavoz del Alto Consejo de los Ancianos Magos.

En el nivel subterráneo más profundo del monasterio, un centenar de pies bajo la Torre del Sol, ordenaste la excavación y construcción de una bóveda especial. En esta magnífica cámara forjada de granito y oro, depositaste las siete Piedras de la Sabiduría de Nyxator, las gemas de poder del Kai que habías recuperado durante tu búsqueda del Magnakai. Fue aquí, bañado por la luz dorada de estas radiantes gemas, donde pasabas incontables horas en busca de la perfección. Algunas veces solo, otras en compañía de tus dos hábiles consejerosBanedon y Rimoahtrabajaste duro para desarrollar tus Grandes Disciplinas Maestras innatas, y captar los secretos fundamentales de la Mano-Izquierda y el Antiguo Reino Mágico. Durante este tiempo adviertes muchos cambios notables que tienen lugar dentro de tu cuerpo: te haces más fuerte física y mentalmente, tus cinco sentidos primarios se agudizan más allá de todo lo que habías experimentado antes, y, lo más destacable, tu cuerpo empieza a envejecer a un ritmo muchísimo mas lento. Ahora, por cada cinco años que transcurren tan solo envejeces un año.

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