<p>La obtención del rango de Gran Maestro del Kai ha traído consigo grandes recompensas. Algunas, como la restauración del Kai y la eterna gratitud de tus compatriotas Somlendinos, eran previsibles. Sin embargo ha habido recompensas que no podrías haber previsto. El descubrimiento de que en tu interior se encuentra el potencial para desarrollar Disciplinas del Kai más allá de las del Magnakai, que, hasta ahora, se pensaba que era lo máximo a lo que un Maestro del Kai podría aspirar, ha sido una auténtica revelación. Tu descubrimiento te ha inspirado para establecer un nuevo y previamente desconocido camino en la búsqueda de una sabiduría y un poder que ningún Señor del Kai anterior a ti jamás ha poseído. En el nombre de tu creador, el Dios Kai, y para mayor gloria de Sommerlund y de la Diosa Ishir, has jurado alcanzar la cúspide de la perfección del Kai<ch.emdash/>para conseguir todas las Disciplinas de Gran Maestro y convertirte en el primer Maestro Supremo del Kai.</p>\r
<p>Con diligencia y determinación te dedicaste a la restauración del Monasterio del Kai y organizaste el entrenamiento de los reclutas de la Segunda Orden. Tus esfuerzos pronto fueron recompensados y, en el corto plazo de dos años, los primeros se graduaron para convertirse en un grupo de talentosos Maestros del Kai quienes, a su vez, fueron capaces de comenzar la enseñanza de sus habilidades a posteriores novicios del Kai. Los Maestros del Kai rápidamente asumieron sus nuevas responsabilidades, por lo que pudiste dedicar más de tu tiempo a la búsqueda y la perfección de las Disciplinas de Gran Maestro. Durante este periodo también recibiste tutela experta en los caminos de la magia de dos de tus consejeros y amigos de mayor confianza: el Maestre Banedon, líder de la Hermandad de la Estrella de Cristal, y Lord Rimoah, portavoz del Alto Consejo de los Ancianos Magos.</p>\r
<p>En el más profundo nivel subterráneo del monasterio, a treinta metros por debajo de la Torre del Sol, ordenaste la excavación y la construcción de una cámara especial. En esta magnífica bóveda construida con granito y oro, colocaste las siete Piedras de la Ciencia de Nyxator, las gemas de poder Kai que habías recuperado durante tu búsqueda del Magnakai. Fue aquí, bañado por la luz dorada de estas radiantes gemas, donde pasaste incontables horas en la búsqueda de la perfección. Unas veces solo, y otras en compañía de tus dos capaces consejeros<ch.emdash/>Banedon y Rimoah<ch.emdash/> trabajaste duramente para desarrollar tus innatas Disciplinas de Gran Maestro y para comprender los secretos fundamentales de la magia de la Mano Izquierda y del Antiguo Reino. Durante este tiempo has notado muchos cambios notables que han tenido lugar en tu cuerpo: te has vuelto física y mentalmente más fuerte, tus cinco sentidos básicos se han agudizado más allá de lo que hubieras experimentado antes, y, quizá lo más notable, tu cuerpo ha empezado a envejecer a un ritmo mucho más lento. Ahora, por cada cinco años que transcurren tú sólo envejeces uno.</p>\r
<p>La obtención del rango de Gran Maestro del Kai ha traído consigo grandes recompensas. Algunas, como la restauración del Kai y la eterna gratitud de tus compatriotas Somlendinos, eran previsibles. Sin embargo ha habido recompensas que no podrías haber previsto. El descubrimiento de que en tu interior se encuentra el potencial para desarrollar Disciplinas del Kai más allá de las del Magnakai, que, hasta ahora, se pensaba que era lo máximo a lo que un Maestro del Kai podría aspirar, ha sido una auténtica revelación. Tu descubrimiento te ha inspirado para establecer un nuevo y previamente desconocido camino en la búsqueda de una sabiduría y un poder que ningún Señor del Kai anterior a ti jamás ha poseído. En el nombre de tu creador, el Dios Kai, y para mayor gloria de Sommerlund y de la Diosa Ishir, has jurado alcanzar la cúspide de la perfección del Kai<ch.emdash/>para conseguir todas las Disciplinas de Gran Maestro y convertirte en el primer Maestro Supremo del Kai.</p>\r
<p>Con diligencia y determinación te dedicaste a la restauración del Monasterio del Kai y organizaste el entrenamiento de los reclutas de la Segunda Orden. Tus esfuerzos pronto fueron recompensados y, en el corto plazo de dos años, los primeros se graduaron para convertirse en un grupo de talentosos Maestros del Kai quienes, a su vez, fueron capaces de comenzar la enseñanza de sus habilidades a posteriores novicios del Kai. Los Maestros del Kai rápidamente asumieron sus nuevas responsabilidades, por lo que pudiste dedicar más de tu tiempo a la búsqueda y la perfección de las Disciplinas de Gran Maestro. Durante este periodo también recibiste tutela experta en los caminos de la magia de dos de tus consejeros y amigos de mayor confianza: el Maestre Banedon, líder de la Hermandad de la Estrella de Cristal, y Lord Rimoah, portavoz del Alto Consejo de los Ancianos Magos.</p>\r
<p>En el más profundo nivel subterráneo del monasterio, a treinta metros por debajo de la Torre del Sol, ordenaste la excavación y la construcción de una cámara especial. En esta magnífica bóveda construida con granito y oro, colocaste las siete Piedras de la Ciencia de Nyxator, las gemas de poder Kai que habías recuperado durante tu búsqueda del Magnakai. Fue aquí, bañado por la luz dorada de estas radiantes gemas, donde pasaste incontables horas en la búsqueda de la perfección. Unas veces solo, y otras en compañía de tus dos capaces consejeros<ch.emdash/>Banedon y Rimoah<ch.emdash/> trabajaste duramente para desarrollar tus innatas Disciplinas de Gran Maestro y para comprender los secretos fundamentales de la magia de la Mano Izquierda y del Antiguo Reino. Durante este tiempo has notado muchos cambios notables que han tenido lugar en tu cuerpo: te has vuelto física y mentalmente más fuerte, tus cinco sentidos básicos se han agudizado más allá de lo que hubieras experimentado antes, y, quizá lo más notable, tu cuerpo ha empezado a envejecer a un ritmo mucho más lento. Ahora, por cada cinco años que transcurren tú sólo envejeces uno.</p>\r